Más de 4.000 millones de personas en el mundo no disponen de inodoros en sus viviendas o tienen sistemas de saneamiento deficientes, y casi 900 millones defecan al aire libre
¿Qué sería de nuestra vida sin un inodoro en ella? ¿Te lo has planteado alguna vez? El sanitario forma parte de nuestra cotidianidad, no hay duda. Acudimos a él diariamente como un acto más de la jornada. Pero no todo el mundo tiene esa opción y esa garantía sanitaria, porque sí, es una garantía sanitaria en toda regla, además de una gran comodidad.
Según la Organización de las Naciones Unidad -ONU- aproximadamente el 60% de la población mundial, unos 4.500 millones de personas no disponen de retretes en sus viviendas o tienen sistemas de saneamiento deficientes; y alrededor de 900 millones defecan al aire libre porque no tienen acceso a ningún retrete, lo que significa que las heces humanas de todos esos millones de personas no se recogen o son tratadas. Otros datos llamativos en relación al saneamiento hacen referencia a que un tercio de las escuelas en todo el planeta carecen de servicios sanitarios, 900 millones de estudiantes no disponen de instalaciones para lavarse las manos, o el 80% de las aguas residuales generadas por la población mundial regresan al medio ambiente sin ser tratadas o reutilizadas. Con esto en las manos, sin duda, se puede hablar de una seria crisis de saneamiento a nivel planetario.
Es por esto que la ONU conmemora cada 19 de noviembre el Día Mundial del Retrete, una forma de llamar la atención y favorecer la concienciación, y la toma de decisiones y acciones para que el acceso al saneamiento sea un servicio básico para todos. Una conmemoración en línea con el punto 6 del Objetivo de Desarrollo Sostenible que apunta a garantizar el acceso sostenible al agua y servicios de saneamiento para todos los que habitamos este planeta de aquí a 2030. Se trata de una oportunidad, al menos anual, para empujar a que los gobiernos adopten medidas para solventar y paliar la problemática existente, y por otro, para que los ciudadanos conozcamos mejor el problema y exijamos actuaciones al respecto por parte de nuestros representantes.
“Una persona puede producir casi 4 toneladas de excrementos a lo largo de su vida y generamos en conjunto alrededor de 300 millones de toneladas de heces cada año”
(Informe de UNU-INWEH, publicado en 2015)
El lema elegido para este 2021 es “Valoremos el retrete” y la campaña que da contenido empieza así: “¿A quién le importan los retretes? A 3.600 millones de personas. Porque carecen de uno que funcione correctamente”.
Y es que, el inodoro es una pieza fundamental e imprescindible en el sistema sanitario de cualquier sociedad. Una pieza doméstica que SALVA VIDAS porque evita que a través de las heces humanas se propaguen multitud de enfermedades, muchas de las cuales pueden ser mortales.
Un tercio de las escuelas de todo el mundo carece de servicios sanitarios, baños y posibilidad alguna de lavarse las manos
No se trata sólo de construir e instalar váteres o letrinas para el acceso de aquellos que hoy no tienen. Y de invertir en saneamiento. Se trata también de que los que disponemos de él hagamos un correcto y buen uso del sanitario, porque de no ser así el sistema de saneamiento de nuestra comunidad sufre, transformándose en un sistema deficiente y contaminando, por ejemplo, nuestro medio ambiente.
Curiosidades e historia del retrete
Las primeras referencias sobre los retretes “modernos” datan de hace 4.000 años. En el palacio real de Gnosos, en Creta, se encontró una primera versión de lo que hoy es el váter. Ya utilizaban entonces un canal de desagüe, cisterna y taza.
- 1956-1057: Es al caballero inglés, sir John Harrington, ahijado de la reina Isabel, al que se le asocia con la primera versión de nuestro inodoro, considerado el padre del retrete moderno. Se trataba de un receptáculo conectado a un depósito de agua que arrastraba las deposiciones al descargar
- 1775: Otro sin inglés, Alexander Cummings, relojero de profesión en Londres, patentó un nuevo retrete similar al de Harrington. Sin embargo, en esta ocasión la pieza contaba con una tubería en forma de S que hacía las veces de desagüe a través de un sifón. El sistema permitió crear una barrera de agua limpia que impedía el retorno de los malos olores hacia el inodoro, lo que favoreció su instalación en muebles de madera en las propias viviendas. Pero este modelo presentaba defiencias como goteos.
- 1778: Joseph Bramah (quién había trabajado conectando piezas de inodoro de Cummings) patentó un nuevo diseño que solucionaba algunos de los defectos del existente, por lo que cosechó cierto éxito en su comercialización.
- 1884: El inglés Thomas Crapper utilizó por primera vez el término water closet -armario de agua- que simplificó con las iniciales W.C,
- 1889: Aparece un nuevo modelo de váter de la mano de Albert Giblin, muy parecido al de hoy día.
- 1849: Se fabrican los primeros modelos de inodoros de cerámica.
- 1848: El Parlamento británico obliga, mediante ley, a instalar inodoros en las nuevas viviendas.